miércoles, 22 de septiembre de 2010

UN CUMBRERO EN EL METRO DE CARACAS

Desde muy temprano es cotidiano en nuestra ciudad capital Caracas, todo el revuelo que causa la gran cantidad de personas que a paso apurado se dirigen al Metro, es lógico pensar que ante la necesidad inmediata de llegar a su destino y la poca cantidad de trenes se forma en los andenes un verdadero caos. Mujeres con niños en los brazos, ancianos, estudiantes, minusválidos en fin gente de todo tipo, clase social, olor y apariencia.

Uno de los primeros días que me tocó utilizar el metro, me encontraba en toda la franja amarilla al abrir la puerta casi sin reaccionar me empujaron hasta el otro extremo quedando totalmente pegado de un grupo de personas, con tan mala suerte que uno de ellos cargaba dentro de su morral una arepa recién hecha que de manera precisa me quedó exactamente en la costilla izquierda, con los ojos aguados tuve que aguantar por lo menos 7 estaciones hasta que el  señor se bajó.

Para ser un buen usuario del metro hay que darle el puesto a las mujeres embarazadas, el problema en nuestro país es que la mayoría de las mujeres (por lo meno las que usan el metro) son barrigonas, convirtiéndose este acto de solidaridad un verdadero peligro. Hay que analizarlas antes de darle el puesto porque si te equivocas son capaces hasta de golpearte. El otro día vi a una mujer con la barriga bastante grande y le dije que porque no iba al vagón de los puestos azules y me dijo de muy mal genio que ella no estaba embarazada, que ella era así, que porque no mandaba a mi madre.

Las mujeres más viejas o feas incluso ven el metro como una forma de medir si aún son deseadas o no, se puede escuchar entre susurros y risas  emocionadas porque le agarraron una nalga o se le recostaron.

Otro día me monto en la estación El Silencio cuando casi cerrando la puerta se monta una persona bastante ebria con lo que le quedaba de aguardiente en una botella de refresco, como no se podía mantener en pie, alguien de manera muy generosa le cedió el puesto, cuando casi inmediatamente se escucho aquel estruendoso y fulminante peo (pedo) que empaño todos lo vidrios del vagón. Para mi que señor comía con mucha pimienta ya que era casi imposible aguantar el picor en los ojos, al llegar a la próxima estación el vagón fue desalojado por completo. En estos momentos cuando en Venezuela se vive profundos cambios debería incluirse en la Código Procesar Penal un artículo que sancione a este tipo de inescrupulosos con por lo menos 6 meses de prisión.

A continuación unas recomendaciones para que el Metro de Caracas, mejore su servicio:

  1. Remover todos los asientos de los vagones. Así se evitaría que la gente pelee por entrar de primero para sentarse.
  2. Aplicarle a las personas de la tercera edad un pico y cédula, es decir, que circulen de lunes a viernes en horas picos según termine su número de cédula. (Lunes 0-1...).
  3. Poner oficiales del ejercito en todas las estaciones, para que todas estas personas que ahora son artistas y trabajan en el metro, sean reclutadas y llevadas al ayuntamiento. Hay que entender que en el País no necesitamos más artistas.
Con suerte la gran mayoría de los usuarios ven todos los atropellos con normalidad y hasta con motivo de risa, pero la realidad es otra, de no tomarse correctivos con la inseguridad y el mantenimiento de los trenes podríamos estar frente a una bomba de tiempo.

Por lo pronto como buenos venezolanos nos reímos de nuestra desgracia.

Imagen: Estación Plaza Venezuela 7:00 A.M.

viernes, 17 de septiembre de 2010

MAGIA INFANTIL

El niño de La Cumbre en su crecimiento se vio afectado por las más duras pruebas, en las que tuvo que salir de su mundo inocente  para incorporarse a las labores del hogar o a los trabajos en las haciendas, aunque siempre encontraba momentos de diversión,  el tiempo de juego tuvo equilibrado o en proporción a las responsabilidades que tenían asignadas. En muchas oportunidades ese pequeño  mundo  mágico fue escondido por miedo a castigos.

Una de las cosas más impresionantes era un acto de magia del cual se desconoce su origen, lo curioso es que era realizado por los niños, al ver un perro en posición listo para empezar hacer pupú, caca, dos niños se agarraban de los dedos meñiques de sus manos derechas y empezaban a alar con todas sus fuerzas, este acto, sin explicación alguna impedía que el perro hiciera pupú, el animal pujaba y pujaba pero nada, se trancaba automaticamente. La  lógica  se desconoce.

Si quieren hacer la prueba recuerden seguir los pasos al pie de la letra,  la idea no luce muy  agradable y es hasta cruel, pero el resultado es verdaderamente impresionante.

Esta practica debe tener algún origen, tal vez los egipcios, los romanos, los aztecas, de repente fue traída por Cristóbal Colón, no lo sabemos,  tal vez exista alguien que pueda aclarar esta duda...