LA LEY DEL MONTE II

Condiciones cada vez más desfavorables.

Así seguimos creciendo y el vergajazo era el único medio de justicia que imperaba. Unos de los peores inventos de nuestra época "los suecos con suela de madera". En mi casa mi mamá tuvo unos y con ellos aprendió a resolver todo a distancia ¡y con que puntería! Ya no teníamos escapatoria, el palo de la escoba lo utilizaban como jabalina como el que estaba cazando ballenas. ¡no estoy exagerando créanme!

Recuerdo un día que estaba molestando a mi hermano menor (tener un hermano menor era muy divertido) y mi mamá estaba haciendo unas árepas ... Ella me dijo "deja el muchacho" y yo seguí como si nada... A los cinco minutos sentí aquel vergajazo entre boca y oreja que fui a parar debajo de una mesa, con la mano llena de masa me dijo "no me vas hacer caso carajo" al poco tiempo de ese oído los médicos me sacaron masa para hacer por los menos dos árepas.

No nos llevaban a comprar la ropa y aparte todo lo compraban tallas más grande para que te durará más tiempo. Un día llegaron a mi casa con un pantalón talla 30 yo me eche a reír y pregunté para quien es ese pantalón?... me respondieron (con voz de ultratumba) "para ti para quien más", yo tenía a penas 8 años, mi mama dijo enseguida" yo le meto un poquito", al terminar el trabajo brotaron dos lágrimas de mis ojos al verle los bolsillos de atrás casi en la parte delantera y media manga de ruedo, el pantalón era tan grande que lo use hasta el tercer año del liceo. Claro le iban soltando a medida que iba creciendo. Luego lo cortaron y lo hicieron bermuda.

Dé plano y sin ningún pudor nos dijeron que el niño Jesús, santa Claus, san Nicolás o como lo llamen no llegaba a La Cumbre porque era muy lejos, por lo que los juguetes lo fabricábamos nosotros mismos. Nadie nos habló de la cenicienta de mickey mause del gato con botas nada de esa vaina... Cuentos de ahorcado de descabezados espantos que salían en el pozo del tigre y en las matas de mango.

Hasta el clima era inclemente, en tiempo de lluvia era lluvia y eso era charco y plaga, eso sí, salíamos todos a bañarnos debajo de la lluvia con solo un interiorcito de licra. Cuando era sol aquel tierrero y nos poníamos negriiiitos. Ante tales circunstancias no nos quedaba otra salida que pensar seriamente nuestra huida de La Cumbre, pero ¿como? si éramos tan pequeños.

Yo, fui uno de los primeros en salir a los 11 años. No tenía mucho que llevarme así que agarré mi gallina (me la puse debajo del brazo) y mi morral lleno de ilusiones y tomé rumbo a la capital. llegue al Pilar y me monté en un autobús de la Responsable de Venezuela, que de responsable no tenía nada, no habíamos salido cuando ya estaba accidentado, el motor le sonaba como un aeroplano y por su puesto de aire acondicionado ¡nanai nanai! en eso entro un señor al autobús repartiendo estampitas de santos y la gente hacía sus oraciones, en ese momento no entendí nada, cuando el autobús arrancó comprendí el porque de las plegarias. Era un panorama bastante decadente ver a todos con los ojos rojos y tosiendo por el humo y el olor a gasolina que salía de este transporte infernal.

Exactamente en la alcabala de Pertigalete, del Estado Anzoategui, me quitaron la gallina porque no podía traficar con animales, para mí que esos guardias lo que tenían era hambre. Se me rompió el corazón al ver a mi gallina en manos extrañas indefensa hasta que su imagen se fue perdiendo en la distancia. Pero ya no había regreso ...

CONTINUARA....