¡La fiesta después de la fiesta!
Muchos me echan la culpa de este extraño fenómeno que ocurrió en la última semana de diciembre del año pasado y que cerró con broche el 1° de enero, pero en realidad cuando llegué a La Cumbre Mariano este grupo de gente a quienes llamaban Los Amanecidos ya estaban en boca de todos en especial de los viejitos que según no pudieron pegar un ojo en esos días. yo simplemente me integré a ellos.
La fiesta empezaba como todas, en los alrededores del Bar de Valentín todo el mundo con su botella en mano esperando entonarse para "echar un pie", pero lo malo no era eso, sino la reacción que tomaba esta gente luego de beber de cuanta botella pasara por sus manos y de escuchar no menos de 60 veces "la mujer que no quiere al hombre se acuesta con un jeen" y "el perro mocho" a eso de las 3 de la mañana. Aparecía entonces un personaje interesante en esta historia hijo de Juan Velóz a quien llaman "Michelito" con una Vans y un equipo de sonido a todo volumen con una canción de soca que lo único que decía era "dale la vuelta...dale la vuelta"(canción que escuche no menos de 80 veces) en consecuencia todos enloquecían y a bailar detrás de este carro. Los viejitos asomados en las ventanas a esa hora con los ojos colorados, resignados a otro amanecer sin dormir.
Al cerrar el Bar, los perros lloraban, empezaba una fuerte brisa que movía los arbóles, los viejitos miraban entre las percianas de sus ventanas..Era la señal de que los amanecidos tomarían las calles.
Ya con el licor en mano, lo demás era pan comido, todos al frente de la casa de Lucia saciando su sed de alcohol hasta no poder más.
En reciente declaraciones del máximo despacho de seguridad del Estado Sucre, se refirió a este grupo de rumberos llamado Los Amanecidos,como un peligro para los pueblos y enfatizó su disposición de activar planes que garanticen la tranquilidad de la comunidad de La Cumbre Mariano este diciembre Próximo, incluso se propuso entregarle a los viejitos envases de gas pimienta para su resguardo.
Siiii Luis!!!!
Tengo que agradecer, de todo corazón a los que formaron parte de este grupo de gente, y pedirles el esfuerzo de vernos por lo menos una vez al año.
El mejor diciembre de mi vida no lo pasé en un crucero por las Bahamas ni por el Cairo...El mejor diciembre de mi vida lo pasé en la Cumbre con los Amanecidos.
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